La educación no es un gasto, es una inversión. Invertir en educación es la mejor inversión que puedes hacer. Lo que haya en tus bolsillos te lo pueden quitar en un abrir y cerrar de ojos. Pero ¡nunca tu patrimonio mental!
Wow! Explosivo… NADIE, NADIE, NADIE te lo quita.
Cuantas veces has escuchado decir a las personas:
—“Ay pero es que no tengo dinero para capacitarme”. Y otros que simplemente creen que eso no es importante y te dicen:
—“Mañana, otro día, en otra oportunidad”… y resulta que las oportunidades ¡nunca regresan! Solo pasan una vez ante nuestros ojos y es tu decisión si la atrapas o la dejas escapar…
Realmente es triste aplazar la resolución de invertir en educacion y enrolarte en un curso y postergar tu formación. Luego ves pasar tu vida, pagando el precio de las indecisiones, viendo como mucha gente a tu alrededor se supera y van escalando sus metas con los recursos que aprendieron.
¡Ouch!
Esa es la realidad. Tu realidad, si no ves la importancia de llenarte de conocimientos y recursos para avanzar y abundar. Porque estoy segura que si en ello te fuera la vida, tú saldrías dispuesto a conseguir la forma de financiar tu educación. ¡Seguro que sí!
—“Quien no avanza, retrocede” —dijo una vez un sabio. ¿Tú qué opinas?
La ignorancia se presenta como escasez, deudas, enfermedades, fracasos, tristezas. Entonces te preguntas y le preguntas a tus seres queridos, ¿pero qué será? ¿Por qué me pasan a mí estas cosas?
Yo creo que no naciste para vivir solo pagando las deudas. Es interesantísimo ver que algunos quieren cambios en sus vidas, pero ¡no quieren cambiar de vida! Y sobre todo… ¡no quieren invertir en educación!
¿Tu entiendes eso?…
El no invertir en educación sale más caro que pagar por tu educación… no abrir tu mente a información, y a todo lo que es de valor para tu vida, es uno de los errores más costosos. Lo comprenderás tal vez cuando ya sea muy tarde. Cuando la vida ya se vivió y te encuentres en esa mecedora reflexionando sobre lo que no fue, lo que no hiciste, lo que perdiste… todas esas oportunidades que tocaron a tu puerta y no abriste.
Benjamín Franklin decía:
—“La persona inteligente pone el dinero en su mente, porque luego su mente llenará sus bolsillos.”
Y si de verdad quieres estudiar, aprender, avanzar —especialmente en todo lo que tiene que ver con tu crecimiento personal— te empeñarás en hacerlo y lo conseguirás, porque hoy en día hay muchas facilidades para aprender, entre ellas hay muchos recursos en Internet. Y lo bueno de internet, es que puedes hacerlo en la comodidad de tu hogar… sólo necesitas voluntad. Potente voluntad y decisión de invertir en educación.
Mientras me lees estás pensando:
—Pero mi situación es difícil, complicada… no puedo…
¿Qué más dices?
“no tengo”, “no me alcanza”, “no puedo en estos momentos”… es que si decido invertir en mi educación y pago este curso no puedo comprarme los zapatos, la cartera, el reloj, etc. o tu caso es: “es que prefiero tomar un curso de finanzas que aprender desarrollo personal”
Te cuento que cuando te dices eso, le sucede un fenómeno a tu mente: atraes escasez. ¡SÍ!… mejor dicho… ni lo pienses… Más bien piensa en ¿cómo le hago? ¿Qué debo hacer para lograrlo? ¡Quiero hacerlo!
¿Qué pasa en tu cerebro entonces?
¡Te da los recursos!… aunque parezca increíble… los conseguirás. Esos son los milagros que suceden en nuestra vida cuando forzamos un poco a nuestro inconsciente. Él te proporciona la abundancia, solo porque tú se lo pediste con fe, sabiendo que ibas a conseguirlo.
¡Facilísimo!
Ahora, si crees que estudiar finanzas te va a llenar de dinero, déjame decirte que ese error lo comete la mayoría. Y resulta que esas tácticas solo corresponden al 5% por ciento de lo que tienes que hacer en tu vida. El otro 95% corresponde a tus estrategias mentales, que son las que van a afianzar tu personalidad para que todo lo que hagas se convierta en éxito… ¡Sí!
¿Cuántas personas conoces con muchos títulos que están haciendo cualquier cosa para sobrevivir?… ¡ahí tienes tu respuesta!
Usa tu lenguaje de poder. Empodérate. En ingles te diría: “¡Power Up!” Enciende la llama dentro de ti. Avanza. Acciona. Dale al botón del poder, enciende todo tu sistema para que trabaje como debe ser. Guárdate las palabras de escasez, de obstáculos, de rechazo y de “el necesito”…
Empodérate a triunfar. Perdónate. Bendícete. Exprésate. Acéptate. Valórate. Confía y ámate. Abrázate y perdónate. Di: “yo me perdono”, “yo me merezco”.
Y fíjate, yo sé quién eres. Ese Ganador, Ese Triunfador, Ese Conquistador que tiene sueños, deseos, anhelos y ¡muchas ganas! Ganas de triunfo. De éxito. De gloria…
¿Te imaginas poder encontrar el Sistema Perfecto, legítimo, un curso comprobado, Hoy, Ahora, Aquí?
En tus manos está, con resultados palpables de cientos de personas que han avanzado ya, que han compartido un sistema que te permite vivir en Armonía, Amor, Felicidad, Plenitud, Paz y Gratitud. Y como plus, dejando atrás toda tristeza, escasez, estancamiento y pobreza…
Imagínate cómo será poseer unas herramientas que te harán conseguir esas metas con menos esfuerzo, así como la palanca se usa para subir un peso grande, nuestras herramientas son de gran poder para lograr felicidad perdurable en tu vida, en gratitud.
No conozco tu edad, pero si se esto:
Los últimos doce meses han volado más rápido que los doce meses anteriores. Y ¿sabes qué?
Los próximos doce meses se irán aún más rápido.
LA VIDA SE ESTÁ ACELERANDO A PASOS AGIGANTADOS.
La pregunta del millón es: ¿Que harás con tu tiempo?
¿Continuarás viviendo de la misma manera, pasando dificultades, tratando de resolver tú solo/a las cosas? ¿O harás y tomarás una decisión ahora mismo que te ofrece el potencial de impactar tu vida y negocio para siempre?
Has leído hasta aquí por un motivo. Yo creo en ti. No sé tú… pero YO sí que creo en ti.
Ahora… ¿y tú? ¿Crees en ti?
Entonces ¡vamos! Dame tu mano, que ya los ángeles nos llevan en sus palmas para que nuestros deditos lindos de los pies no tropiecen con nada.
¿Qué esperas? ¿Qué más necesitas saber? Ya todo está dicho…
Y tú sabes que si puedes. Sí que lo sabes… vamos que nuestra copa esta rebosante y es hora de sobreabundar.
Yo quiero ¿y tú?