Como todo escritor, hay momentos en que estas sentado frente a la hoja en blanco sin nada que decir. La miras, le hablas, la invitas a un delicioso café… haces el bailecito de la cumbia ¡Estas bloqueado!
La musa se fue al Japón a freír espárragos y tú te has quedado en el paraíso del sol mirando el horizonte. ¿Se te fue la inspiración para nunca más volver?
— ¡Auxiliooo! —gritas por dentro…
Y de repente, ella te toma por sorpresa y es hora de atenderla. Así es que, la sientas le ofreces una taza de té y al primer sorbo le dices:
— ¡Aquí nos fuimos!
La inspiración te atrapa y tus dedos no escriben tan veloces como quisieras. Las ideas fluyen como un torrente ¡y solo tienes dos manos!
Hoy quiero hablar de un tema que me apasiona pues mi corazón siempre ha estado en la búsqueda de ayudar a los demás a encontrar su propósito en la vida y su pasión. Siento que yo encontré el mío hace tiempo…
Te imagino sentado enfrente de mí. Y me dices con esa vocecita de “yo no fui”:
—Pero Elsie, no conozco mi pasión… no tengo ilusiones… todas me las han matado. ¡Solo he trabajado para la supervivencia! He tenido una vida fuerte, me han robado los sueños y de cosa, sobrevivo. Por lo tanto, no conozco ni jamás me he atrevido a soñar. Sinceramente, no puedo, Elsie ¡no puedo!
Y yo casi privada en el piso, me levanto, te agarro por los hombros y te hablo firme, fuerte:
— ¿Cómooooooo? —No puedo creer que no tengas pasión. Que no te atrevas a soñar, a tener esperanza… de verdad un animalón se acaba de sentar encima de mi pecho y me ha robado la respiración.
Y retomando mi compostura te digo:
—Estoy aquí para decirte que nunca es tarde para soñar, que desempolves los anhelos de tu corazón y sácalos al sol. ¿Por qué? Porque tú te mereces lo mejor… porque eres el mejor.
Y con algo de incredulidad me contestas
— ¿Y por qué Elsie? si nací del lado equivocado del tren, crecí en una casa con piso de tierra y además tuve que cruzar el río para poder vivir en este país…
—Okay, okay… mejor todavía —te contesto yo. ¡Eres un ganador! ¡Un campeón! Y yo con eso si puedo trabajar. ¡Claro que sí!
—Te recuerdo, que cruzaste el rio —y hubieras podido morir ahogado— peleaste con escorpiones y jabalíes, casi te matan los cactus y la falta de agua, escapaste de lobos rapaces en las noches… Saliste de una casa sin piso para entrar en una con alfombra y vives en el país de las maravillas… ¿Y te conformas con habitar aquí sin triunfar? ¿Sin sobresalir? ¿Sin lograr el éxito que te impulsó a sufrir todo eso de entrada?
Y miras al piso y no me respondes…
—Está bien… responderé yo —te digo—.
— ¿Qué te pasa? ¡Levántate! ¡Mírame a los ojos! Vamos de la mano a buscar el éxito que ya conoces…
—Pero ¿de cuál éxito me estás hablando, Elsie? —Me dices con la voz más bajita y casi en un tono inaudible —Yo ni hablo inglés, no sé ni por donde comenzar… Mejor sigo con mi trabajo por hora y no me expongo al fracaso, a que no suceda lo que deseo, es mejor no tener esperanza… así no sufro ni me desengaño…
—Oka, está bien… vamos con lo primero. Comencemos por el principio —digo yo más suavemente—
— ¿Qué talentos tienes? ¿Qué cualidades trajiste contigo y no se quedaron en ese rio? ¿Cuál es tu fuerza? ¿Qué heredaste de tus padres que te sientas orgulloso de haber heredado?
—Vamos Juan, vamos piensa… ¿qué tienes que te hace sobresalir de los demás? Ahora vamos a monetizar eso… Vamos a poner a producir esos talentos escondidos, dormidos.
— ¿Y como Elsie? —ahora la voz se oye aún más baja… y yo ya envalentonada exclamo:
—Por favor escribe cinco talentos que tengas y vamos a escoger el que más te guste, que te apasione, que te haga sentir como cuando estamos enamorados. ¿Sabes cómo se siente eso? Escríbelos en un papel y analicemos que puedes hacer con ellos. Te sorprenderías con los resultados. Esta práctica ha dejado miles de millones de dólares a muchas personas.
Cuando volvemos a la hoja en blanco y plasmamos lo que conocemos, hurgamos dentro y metemos el dedo en la llaga de las cicatrices que hemos amamantado por años, sale la sangre color carmesí, confirmando que aún existe vida. La tuya, si tu vida, lista para subir a la cima del éxito.
Entonces como ves, no puedo dejarte languidecer como una plantita sin agua. Como un espagueti que acaba de salir del agua caliente, tengo que darte un empujoncito, una palmadita de cariño, una apertura de ojos ¡que te hagan reaccionar!
Ahora, ¿adónde vamos? ¿Por dónde comenzamos? Yo estoy lista para ir detrás de ti impulsándote al éxito ¿y tú?
¿Cuál fue tu río? ¿Qué desierto tuviste que cruzar? ¿Qué alimañas salieron en ese camino pedregoso que te tocó atravesar?…. cuando estabas ahí, emergió una fuerza especial de tu interior, que te hizo ganador. Venciste todas las situaciones adversas que se fueron presentando… pero aquí estás… ¡triunfaste!
Ahora es tu momento de recordar esa vez que saliste victorioso de una situación y dominaste la adversidad. Porque tú tienes todos los recursos para hacerlo y vamos a estimularlos para tu propio beneficio. Y quiero recordarte que tus valores auténticos con a prueba de fuego, del agua y lo mejor son a prueba de ladrones. ¡Nadie te los puede robar!
Tips y Ejercicios para reconocer tus talentos naturales:
- Escribe que sabes hacer
- Que negocio te apasiona
- ¿Cuál es tu negocio ideal?
- ¿En cuánto tiempo podrás poner a funcionar ese negocio si lo inicias?
- Escribe cinco maneras en que puedes monetizar ese negocio
- ¿Cómo puedes implementarlas?
- ¿cómo podrías monetizarlas?
Lo demás esta en ti… ya te subí al avión. Ahora, abróchate el cinturón, y haz tu tarea. ¡Tú decides el destino! Esa será tu decisión. Nunca sabrás lo que Dios te tiene reservado si no pruebas.
Lo que yo si sé, es que vendrán días en los que estarás cosechando éxitos… Un futuro luminoso está en tu camino. Te veo viviendo una vida brillante y un hermoso porvenir. Ya no tendrás que cruzar un río a nado… ahora tu estarás decidiendo que vehículo tomar para ir por tus metas… ¡y el mejor vehículo es tu mente de ganador!
Y después podrás subirte a tu propio avión… en primera clase…
¡Buen viaje!
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